martes, 22 de marzo de 2011

El efecto mariposa del desastre de Japón llega a Figueruelas y Vigo

La plantas españolas de Opel y de Psa Peugeot-Citroën se ven forzadas a interrumpir la producción. Las principales firmas tecnológicas niponas permanecen cerradas.
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La factoría Asia funciona con precisión suiza. Fabricar un disco duro en Tailandia requiere 47 componentes de 11 países distintos. El disco vuelve a ser importado por otra economía donde será finalmente ensamblado en un ordenador listo para ser vendido en el mercado doméstico o emprender otro largo viaje hacia destinos lejanos.
Pero en pocos segundos, la naturaleza es capaz de desatar un efecto mariposa y desbaratar todo: Japón, devastado por el mayor terremoto de su historia reciente, deja de suministrar 11 componentes a las fábricas tailandesas; éstas retrasan la producción de discos duros y terminan arrastrando a las principales firmas occidentales. Los pedidos no pueden salir a tiempo.
Esta ola ha llegado a España. Ayer, General Motors paró un día y medio la producción de 2.400 coches en su planta zaragozana de Figueruelas debido a la falta de componentes japoneses. Y el grupo PSA Peugeot-Citroën también tiene previsto interrumpir hasta el 50% de las cadenas en sus centros fabriles de Madrid y Vigo por el desabastecimiento de una pieza electrónica de los motores diesel que suministra Hitachi. En Vigo, la de mayor volumen del grupo, los paros afectarán a los modelos Picasso. La dirección y los sindicatos estudiarán hoy medidas de ajuste, informa Abeta Chas, desde Vigo.
Grandes marcas japonesas como Honda o Nissan esperan restablecer el funcionamiento de algunas de sus fábricas esta semana. Pero la industria mundial sigue pendiente del desastre nipón. Toshiba mantiene cerradas sus plantas de chips para microprocesadores, de sensores de imagen y de las pantallas de cristal líquido que se utilizan, por ejemplo, en la telefonía móvil.
Canon, Nikon y Panasonic no puede fabricar componentes de precisión, audio e imagen. Renesas, quinto productor mundial de chips, no sabe cuándo podrá recomponer sus 8 centros fabriles. Y así en otros sectores de tecnología.
“La fuerte especialización vertical [de la industria de cada país] implica que los shocks de producción en una economía tengan un efecto más poderoso en otros países del que se produciría si no existiera este intercambio de bienes intermedios” entre los fabricantes de diferentes puntos del planeta, explica Jens Sondergaard, economista de Nomura.
La especialización vertical se puede resumir de la siguiente manera: un fabricante importa un bien inacabado o componente, lo transforma y lo exporta a otro lugar para que terminen de transformarlo. Los “mecanismos de transmisión” en toda esta cadena son “sutiles” pero se extienden rápidamente, explican los economistas Robert Johnson, Rudolfs Bems y Kei-Mu Yi en un estudio sobre el colapso del comercio global tras la crisis financiera de EEUU.
Según su análisis, un ajuste en la industria de EEUU o de la UE tendría un impacto sobre el comercio y la economía internacional más severo que el generado por una crisis del consumo en uno de estos dos mercados. “Las manufacturas participan de manera más intensa que el resto de la economía en las relaciones comerciales y las redes de producción”, concluyen. En este caso, Japón es un primer actor de las cadenas de suministro tecnológicas de todo el mundo.

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